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Preguntas frecuentes de exfoliantes faciales
Un exfoliante facial es un producto diseñado para eliminar las células muertas de la superficie de la piel, ayudando a renovar la epidermis y dejando el rostro más suave y luminoso. Además, favorece la limpieza profunda de los poros, mejora la textura de la piel y potencia la absorción de otros productos como cremas hidratantes o serums.
Existen dos tipos principales de exfoliantes faciales: los físicos y los químicos. Los exfoliantes físicos contienen partículas que eliminan las células muertas mediante fricción, mientras que los químicos utilizan ingredientes como ácidos (AHA o BHA) o enzimas para disolver las células muertas de manera más suave y uniforme. La elección depende de tu tipo de piel y de tus necesidades específicas.
La frecuencia de uso de un exfoliante facial varía según el tipo de piel y el producto. En general, para pieles normales o mixtas se recomienda exfoliar entre 1 y 2 veces por semana. Las pieles sensibles deben exfoliarse menos frecuentemente, mientras que las grasas pueden necesitarlo más seguido. Siempre sigue las instrucciones del producto y escucha las necesidades de tu piel para evitar irritaciones.
Es recomendable exfoliar el rostro después de limpiarlo. La limpieza elimina la suciedad superficial, el maquillaje y el exceso de grasa, preparando la piel para que el exfoliante actúe de manera más eficaz y profunda. Tras la exfoliación, la piel estará lista para recibir el resto de tu rutina de cuidado, como la hidratación o los tratamientos específicos.
Sí, es imprescindible hidratar la piel después de exfoliar. La exfoliación puede eliminar parte de la barrera natural de hidratación de la piel, por lo que aplicar una crema hidratante o un serum ayudará a restaurar la humedad, calmar posibles irritaciones y proteger la piel. Este paso es clave para mantener una piel saludable y equilibrada.