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Parámetros metabólicos alterados y síndrome metabólico

Índice de contenido

El colesterol, los triglicéridos y la glucemia son parámetros metabólicos importantes que deben ser monitorizados de manera constante. 

Su alteración simultánea puede desembocar en el síndrome metabólico; un factor de riesgo para la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

Mantener bajo control ciertos parámetros metabólicos como colesterolemia, trigliceridemia y glucemia es crucial para garantizar la buena salud metabólica y cardiovascular del organismo. 

Colesterol 

El colesterol, por ejemplo, es una molécula esencial, constituyente de las membranas celulares y precursora de muchas hormonas, que interviene en la producción de los ácidos biliares. Es transportado en la sangre por las lipoproteínas: LDL (Low Density Lipoprotein), o lipoproteínas de baja densidad, que transportan el colesterol desde el hígado hacia los tejidos, y HDL (High Density Lipoprotein), es decir, lipoproteínas de alta densidad, encargadas de transportar el colesterol desde los tejidos hacia el hígado. 

Estas son precisamente las formas de colesterol en sangre que se analizan en la evaluación del perfil lipídico de una persona, junto con el colesterol total. Si los valores están comprendidos en ciertos rangos, nos encontramos en un estado de homeostasis, en el cual la cantidad de colesterol producida y/o introducida mediante la dieta está en equilibrio con la cantidad que utiliza y elimina el organismo. Si los valores no se ajustan a aquellos tabulados y el colesterol en sangre es demasiado elevado, es necesario intervenir. 

Triglicéridos

Los triglicéridos constituyen gran parte de las grasas o lípidos contenidos en los alimentos y en el cuerpo humano. Un triglicérido está formado por una molécula de glicerol y tres ácidos grasos con los que establece tres enlaces químicos. 

Después de las comidas, las grasas contenidas en los alimentos son atacadas por la acción combinada de la lipasa salival, la bilis y la lipasa pancreática. Los lípidos se descomponen así en ácidos grasos individuales, lo que permite su posterior absorción intestinal, y luego son reesterificados en triglicéridos por las mismas células del epitelio intestinal, los enterocitos. 

De su transporte en la circulación se ocupan las lipoproteínas, que tienen la finalidad de transportarlas, inicialmente a través de la linfa y después a través de la sangre, desde el intestino hasta los tejidos. 

En la sangre, los quilomicrones interactúan con otras lipoproteínas (HDL y LDL), lo que les permite desempeñar por completo sus funciones y completar el ciclo metabólico. Al llegar a los tejidos, los quilomicrones liberan triglicéridos que se descomponen de nuevo en glicerol y ácidos grasos por obra de enzimas específicas. 

A continuación, estos nutrientes se utilizan para atender las necesidades energéticas de la célula o se depositan en el tejido adiposo. Es obvio que la alimentación desempeña un papel crucial en los valores elevados de triglicéridos.

Glucemia

Y por último, pero no por ello menos importante, la glucemia, que representa la concentración de glucosa en la sangre. 

La glucosa es el motor del metabolismo celular, y es esencial para el organismo. La mayor parte de la glucosa se introduce en el organismo a través de la alimentación, se absorbe en los intestinos, llega al torrente sanguíneo y, con la ayuda de dos hormonas —la insulina y el glucagón— se regula su concentración. 

En sujetos sanos, sus valores en ayunas se sitúan en torno a 70-99 mg/dl. Sin embargo, cuando la glucemia en ayunas supera los 100 mg/dl, hasta unos 125 mg/dl, empieza a presentarse un estado de alteración, mientras que los valores de 126 mg/dl o superiores, según la Asociación Estadounidense de la Diabetes, deben considerarse verdaderos signos de diabetes. Por este motivo, resulta fundamental intervenir ya desde los primeros signos de alteración.

Correlación entre parámetros metabólicos alterados y síndrome metabólico 

La alteración de uno o más parámetros metabólicos —circunferencia abdominal elevada, colesterol, triglicéridos o glucemia— puede ser una señal de alarma de nuestro organismo, para advertirnos de un problema más profundo y complejo: el síndrome metabólico

De hecho, en cuanto se altera un solo valor, puede desencadenarse la activación de toda una serie de reacciones en cadena que pueden conducir, con el tiempo, a la alteración de otros parámetros, hasta llegar al síndrome metabólico. 

Esta es, de hecho, la fase final de un proceso de alteración que, a partir de un único parámetro alterado, conduce a más desequilibrios metabólicos, hasta desembocar en el síndrome propiamente dicho, un problema que se está extendiendo rápidamente también en la edad pediátrica y en los adolescentes.

De los parámetros metabólicos alterados al síndrome metabólico: una evolución que puede revertirse

Mantener bajo control los parámetros metabólicos como el colesterol, los triglicéridos y la glucemia es esencial para evitar un aumento del riesgo de diabetes y enfermedades cardiovasculares y, al mismo tiempo, prevenir afecciones como el síndrome metabólico. Este es, de hecho, el recorrido que va de una afección controlable a otra compleja. 

La expresión «síndrome metabólico» hace referencia a un cuadro clínico complejo, caracterizado por una circunferencia abdominal elevada y por la asociación de alteraciones en el metabolismo de glúcidos y lípidos. Se utilizan diversos criterios diagnósticos para clasificar este síndrome, pero según las directrices de la Federación Internacional de Diabetes (FID) de 2005, se puede hablar de síndrome metabólico en presencia de un perímetro abdominal elevado, incluso en sujetos normopeso, asociado al menos a dos de los siguientes parámetros metabólicos alterados: triglicéridos altos, hipertensión arterial, glucemia elevada y colesterol HDL bajo. 

Estas alteraciones están causadas por un conjunto de factores modificables y no modificables, como una dieta rica en grasas saturadas y en alimentos con un alto índice glucémico, un estilo de vida sedentario, la insulinorresistencia (responsable a su vez de la predisposición a la diabetes), la hipertrigliceridemia y la hipertensión, las alteraciones de la microbiota intestinal, la predisposición genética y la obesidad. 

A largo plazo, esta afección puede favorecer la aparición de insulinorresistencia, que determina el aumento subsiguiente tanto de la producción de glucosa por parte del hígado como los niveles circulantes de ácidos grasos, lo que resulta en una mayor producción de triglicéridos y colesterol LDL (por el contrario, el HDL disminuye).  

 El intestino: el epicentro del metabolismo

Hoy en día se sabe que el intestino es el protagonista principal en la gestión del metabolismo y de los micro y macronutrientes. En su interior, se encuentra la microbiota intestinal (comúnmente conocida como flora intestinal), considerada en los últimos años todo un «órgano metabólico» capaz de favorecer la acumulación, el uso o la eliminación de los nutrientes.

Un estudio publicado en la revista científica Nature Scientific Reports, demostró que la alimentación con un alto contenido en grasas influye negativamente en la relación entre el intestino y el hígado. Concretamente, se descubrió que la microbiota reacciona a estas condiciones alimentarias determinadas con un desequilibrio en la proporción de las especies bacterianas que lo pueblan, favoreciendo la proliferación de algunas y la reducción de otras. 

La proporción alterada entre especies determina una alteración en la composición de la microbiota, que favorece así la posterior absorción de las grasas ingeridas con la alimentación. Además, se genera un aumento de la permeabilidad intestinal, que provoca el paso no fisiológico de las sustancias inflamatorias a la sangre. 

En este contexto, el hígado, que recibe aproximadamente el 75 % de la sangre del intestino, recibe un exceso de nutrientes y de sustancias inflamatorias que no consigue gestionar con eficacia, por lo que pierde su función de regulador metabólico.

Relación entre microbiota y síndrome metabólico

La microbiota y el síndrome metabólico guardan una estrecha relación. Los parámetros alterados siempre se han considerado y analizado como problemas separados. En realidad, en una visión sistémica de la salud, están estrechamente interconectados y dependen de un desequilibrio del metabolismo que comienza en el intestino.

En primer lugar, hay que comprender que la alimentación de cada persona influye en la composición de la microbiota. Solo cuando esta se compone de una gran variedad de especies bacterianas y de una relación sana entre ellas, garantiza el uso correcto de la energía procedente de los alimentos y la integridad de la mucosa intestinal, la primera barrera fisiológica para los agentes inflamatorios.

¿Qué hacer ante las alteraciones metabólicas y el síndrome metabólico?

Dadas estas premisas, la alteración de los parámetros metabólicos, así como el trastorno del síndrome metabólico, podrían parecer un túnel sin salida. 

Sin embargo, la posibilidad de solucionar este trastorno existe y las acciones para prevenir y curar el síndrome son, en primer lugar, una alimentación saludable, un estilo de vida sano (sin tabaco ni alcohol) y actividad física regular (al menos 30 minutos de ejercicio físico aeróbico 3-5 veces por semana), manteniendo bajo control el peso corporal, los parámetros alterados asociados al síndrome y, en particular, la circunferencia abdominal. 

Hay que inculcar estas reglas de «autoprevención» desde la infancia para evitar que estos problemas se manifiesten de forma precoz.

La solución natural para controlar los parámetros metabólicos

Es esencial intervenir en los parámetros metabólicos alterados para prevenir (y eventualmente tratar) el síndrome metabólico. Los sistemas de sustancias naturales pueden ser de ayuda en este sentido porque un problema complejo requiere un abordaje complejo. 

En particular, los productos formulados a partir de sistemas de sustancias naturales —como por ejemplo los productos sanitarios específicos a base de Neopolicaptil— han demostrado eficacia y seguridad para controlar estas afecciones. Presentan una acción terapéutica no farmacológica destinada a remodelar las funciones de intestino-microbiota e hígado. 

Los complejos moleculares naturales como el Neopolicaptil son capaces de favorecer el control del pico glucémico y lipémico posprandial, porque modifican las características físicas del contenido intestinal y disminuyen la concentración de grasas e hidratos de carbono. De este modo, hacen que la absorción de estas sustancias sea más gradual, a la vez que reducen la cantidad total absorbida. 

Además, normalizan el tránsito intestinal, evitando así una retención excesiva y un posible estancamiento de las heces y pueden secuestrar los ácidos biliares, debido a la reducción de su reabsorción intestinal, lo que contribuye a reequilibrar los niveles de colesterol circulante y reduce la proporción de colesterol endógeno. Por último, restablece la composición fisiológica de la microbiota. 

En consecuencia, todas estas acciones consiguen una recodificación de la expresión génica del hígado, que recupera así su capacidad para regular el metabolismo.

Investigación clínica sobre sustancias naturales

Varios estudios han confirmado la eficacia y la seguridad de estos sistemasa base de sustancias naturales en el tratamiento simultáneo de múltiples parámetros metabólicos alterados y del síndrome metabólico. Se han llevado a cabo, al menos, ocho estudios clínicos y un metaanálisis con más de 500 pacientes, entre adultos y niños, en diferentes centroshospitalarios de excelencia. 

 Algunos de estos estudios también se han publicado en importantes revistas científicas, como Nutrients e Italian Journal of Pediatrics.

En concreto, el estudio publicado en la revista Nutrients, realizado con jóvenes obesos con síndrome metabólico, muestra cómo este sistema de sustancias naturales complejas es clínicamente eficaz (al equilibrar el perfil lipémico) y seguro, porque mejora la función hepática. 

La reducción del índice de insulinorresistencia (-41 %), de la glucemia en ayunas y de la hemoglobina glicada, es el resultado de otro estudio clínico publicado en el Italian Journal of Pediatrics, realizado en niños obesos con historia familiar de diabetes de tipo 2 y síndrome metabólico durante un periodo de 12 meses. Ambas investigaciones fueron llevadas a cabo espontáneamente por el Departamento de Auxología y Endocrinología de la «Azienda Ospedaliera Universitaria» Meyer de Florencia. Poner punto aparte y enlazarlo con el párrafo siguiente

El primero es un estudio aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo, cuyo objetivo era evaluar los efectos del sistema de sustancias naturales «en la fase aguda», sobre el perfil glucémico posprandial, así como los efectos «en la fase crónica», tras un periodo prolongado de tratamiento, sobre el perfil lipídico y el peso corporal de sujetos con sobrepeso y obesidad. En los pacientes tratados en estado agudo se observó una mejora significativa del perfil glucémico posprandial. Además, el estudio también mostró efectos en la reducción de los niveles de colesterol. 

El objetivo del segundo estudio era comparar los efectos del sistema a base de sustancias naturales con los de la metformina, cuando se añade a una dieta de bajo índice glucémico (Low Glicemic Index, LGI) y a las recomendaciones de un determinado nivel de actividad física aeróbica regular, en sujetos con síndrome metabólico (SM) y diabetes mellitus de tipo 2 (DMT2). 

Se trata de un ensayo clínico espontáneo, simple ciego, aleatorizado y basado en un análisis por protocolo, realizado con un total de 100 pacientes que se asignaron aleatoriamente al tratamiento con el sistema de sustancias naturales o al tratamiento de comparación. Se evaluó el perfil lipídico sérico, las medidas antropométrica y la insulinorresistencia antes y después de los seis meses de tratamiento. Además, también se demostró la tolerabilidad de los tratamientos recibidos durante el estudio. 

Por primera vez, no solo se demostró la no inferioridad del producto a base de sustancias con respecto a la metformina en sujetos adultos obesos con SM y DMT2 para controlar el peso, la adiposidad y los parámetros glucometabólicos, sino incluso una clara superioridad tanto en términos de capacidad hipolipemiante como de tolerabilidad.

Por último, un nuevo metaanálisispublicado en abril de 2022 en la revista internacional Frontiers in Drug Safety and Regulation confirmó finalmente que el producto sanitario a base de sustancias constituye un abordaje no farmacológico eficaz y seguro para mejorar el tratamiento de los factores de riesgo cardiovascular asociados al síndrome metabólico en niños, adolescentes y adultos. 

Equipo de redacción compuesto por diferentes profesionales pertenecientes a Grupo Hefame. Todo el contenido está supervisado y validado por farmacéuticos y especialistas en productos de farmacia y parafarmacia.

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